Un satélite artificial es un cuerpo lanzado desde la superficie terrestre que circula u orbita en torno a la Tierra.
Lo que permite que el satélite no caiga por la acción de la fuerza de la gravedad y quede “suspendido” en el espacio es el equilibrio que se produce entre la fuerza gravitatoria, que tira del satélite hacia abajo, y la fuerza de inercia, que, en este caso, se llama fuerza centrífuga, la cual tiende a alejar al satélite o “sacarlo” hacia fuera.
Para lanzar los satélites se utilizan cohetes o lanzaderas espaciales, que hacen dos cosas: subir el satélite a la altura a la que tiene que orbitar, y darle el impulso necesario para que equilibre la fuerza de la gravedad; es decir, para que aparezca una fuerza centrífuga que equilibre la fuerza gravitatoria.
Con los satélites podemos obtener servicio permanente u ocasional de acceso con una fiabilidad mayor de 99.8%, cifra superior a la estimada para la fibra óptica, para apoyar una serie de aplicaciones, que en el caso de México consisten entre otras en:
- Conexión a internet.
- Telefonía rural y de larga distancia. El mejor aliado para enlazar localidades aisladas.
- Televisión y radio.
- Educación a distancia. La Universidad Virtual del ITESM o la telesecundaria de la Red Edusat, por mencionar algunos.
- Redes empresariales y videoconferencia. Por ejemplo, en cajeros automáticos o redes corporativas
- Telemedicina, primer programa de salud pública del mundo, producido por el ISSSTE.
- En el caso de los Satélites controlados por SATMEX, las operaciones de rastreo, telemetría y mando se llevan a cabo desde el Centro de Control Iztapalapa, México, y desde el de Control Alterno de Hermosillo, Sonora..
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